La supervivencia natural del hombre no parece amenazada pero su calidad de vida está hoy más comprometida que nunca. En la clínica se observa con mayor frecuencia la ruptura de la coherencia psicoconductual necesaria para sobrevivir con un discreto bienestar al mundo actual. En la cultura occidental ha tenido lugar una dramática masificación del pensamiento y de la conducta. El hombre ha perdido el poder de introspección, la sensibilidad y la capacidad de hacer contacto con sus propios ritmos biológicos. Se observa cada vez más una notable adaptación a las formas colectivas de actuar. La masa incorpora y acepta casi en forma incondicional lo que el mercado cultural impone.
Es decir, uno hace lo que ve hacer a los demás, por eso muchos actuamos de una manera que ni entendemos, pero como queremos parecernos a alguien, hacer las cosas que hacen los demás, vamos perdiendo nuestra individualidad, la personalidad ya no es nuestra, está enajenada porque es el reflejo de los demás, no lo que queremos ser. Hoy la interacción entre lo biológico y lo ambiental se da en desmedro del cuerpo que parece estar en desventaja si se lo compara con su entorno social potenciado por el efecto de la tecnología. El medio ambiente no sólo está enriquecido artificialmente sino que es permanentemente monitoreado, manipulado y alterado por las leyes socioculturales.
Nuestro presente está marcado por los cada vez más complejos déficits internos y por las demandas sociales-culturales desproporcionadamente altas, que generan un intermitente quiebre que afecta al cuerpo disminuyendo su resistencia biológica y perturbando el natural balance fisiológico. Y es aquí donde empiezan los problemas, es curioso, que las enfermedades de hoy no son las mismas de hace un tiempo, obvio no es que sean nuevas todas, ya que algunas si, sino que se han aumentado.
Hoy hay enfermedades como:
- índrome de Fibromialgia
- Síndrome de Fatiga Crónica
- Sensibilidad Química Múltiple
- Depresión Severa Crónica
- Porfiria Intermitente Aguda, entre otras
La conducta humana está fuertemente condicionada por las exigencias ambientales que determinan formas de alcanzar el placer externas al cuerpo, que prescinden del autocontacto necesario para percibir la fuente del displacer. Es así como el registro del dolor y del cansancio se ve limitado y alterado por la engañosa creencia que sostiene que la inmediatez, rapidez y abundancia en el consumo y en la actividad, nos asegurarán una mejor calidad de vida, y mentiras que no es más que una falacia, ya que nuestras vidas no se están simplificando se están complicando, por todo y por todo, tecnología, afán de hacer más dinero, la ambición, el poder, entre otros, no nos permiten llevar una vida más tranquila que tiempos viejos.
*Tomado parcialmente de http://www.arbitrio.com.ar/indexCansancio-D.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario