Pienso y estoy decidiendo qué retrato contener en mi mente justo an tes de morir. Qué debería pensar, qué debería escoger. Al final, la verdad no creo que pueda decidir. Una vida larga, corta, en fin como sea, te hace pensar qué debes escoger en ese momento, porque será tu vida y lo que hayas hecho lo que querrás recordar. ¿Cuál será mi secreto en la mente? ¿Será que en ese momento seré libre? ¿Es la muerte, la finiquitud de todo? No, más bien es el comienzo de un viaje a la eternidad, o eso quiero creer. Todavía sigo pensando qué retrato o imagen debo tener cuando esté cerrando mis ojos, cuando llegue aquel día. Seguro que para cada uno, esa imagen será un todo, el todo. ¿Pensaré en mis padres?, en Dios, en mujeres, en mi esposa, en mis hijos, lo malo que he hecho, lo bueno, en cada cosa ... ¿Qué elegiré yo?
Tanta felicidad, tanta tristeza, todo traducido en una sola imagen , un solo retrato que te llevarás hasta la tumba. No sé qué será, no sé qué quiero que sea. Pero al final sé que todo estará hecho, acabado, terminado. La imagen, el retrato que quiero llevar en mi mente, será el último, el siempre, el nunca, el infinito, la nada, el jamás. Recuerdos, recuerdos, y más recuerdos.
Por lo pronto, seguiré con lo poco que resta de la vida, claro comparado con la existencia de algo menos vanal que el ser hgumano. Una vida que al ser tan ínfima y corta, debe ser disfrutada al máximo. Magnificada hasta el infinito, hasta que llegue el que camina errante desde siempre y me haga descansar hasta el infinito con él.
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